El 22/1/75 al comenzar con mi primera entrega escrita en mi ensayo "Memorias y Sueños", finalizaba el capitulo 1 con los siguientes registros:
"Mi padre fue siempre hacia adelante. Dejó su ayer adormecido en sus silencios, sobre los que yo indagué y no llegué a comprender totalmente, y se preocupó en vivir su presente elaborando con sacrificios su mañana y el nuestro, luego de las tragedias que marcaron su vida...
Bien hecho querido padre, porque yo también siento así lo que me has inculcado. Podemos tener sentimientos para llorar los dolores del ayer, pero recomponiéndonos para el renacer del presente, que como a todos, nos golpeará exigiéndonos un vigor continuo como el tuyo, que siempre nos iluminó favoreciéndonos el paso firme por los senderos de la vida...
Ten la seguridad que lo intento padre, cuenta con mi esmero en cuanto a no andar sin dejar huellas, consciente de que valdrán mucho más para quienes vengan detrás los testimonios, que las palabras huecas sin consistencia que se dicen, sin corresponder con lo que se hace".
Silencios sin olvidos, repletos de amor.
"En ese tránsito de la existencia, efímero pero esencial, yo intentaré darle un sentido a mi vida, a partir de la certeza de mi fragilidad. Me construiré y me moldearé en el yunque en cada aurora, cavando profundo hasta encontrar el cimiento que me dará la roca, para que no me arrastre cualquier corriente, ni el más mísero ventarrón de las calamidades humanas..."
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