domingo, 1 de noviembre de 2015

Son mis proyectiles..., pero no matan.

Hace más de cuarenta años que mi arma está en funcionamiento, la cuido, la mejoro en cuanto está a mi alcance y ella sigue respondiendo...
 
Y yo desde mi trinchera sigo confiando en ella porque apretándole el gatillo sin cesar, sigue lanzando los objetos sin metralla que son mis palabras, mis proyectiles..., que no matan.
 
Si de algún modo hieren, estoy persuadido que lo han hecho con los desalmados, y con los que no han tenido la grandeza y el coraje de entregar sus vidas al servicio del bien y del amor...
 
Ellos sí abren heridas por donde se le va la vida a tanta gente, ellos sí contaminan y envenenan los mares, ellos sí le usurpan su pureza al aire que respiramos agujereando la atmósfera protectora, ellos sí nos inducen a un consumismo enardecido, ellos sí lanzan al vuelo dardos con manipuladora intención creyendo que nos engañan con sus trampas..., pero no a todos felizmente.
 
Ellos sí nos agreden con sus bombas y sus estruendos, con los estallidos del terror, con la salvaje explotación de órganos y seres indefensos porque saben también que muchos de nuestros semejantes claudicarán haciéndoles el caldo más gordo a sus vilezas codiciosas.
 
Ellos sí se posicionan estratégicamente para seguir explotándonos miserablemente con las riquezas del subsuelo, negándonos otras fuentes energéticas como alternativas más saludables que muy poco les importa.
 
Ellos sí lucran hasta más allá del límite de la cordura, para caer en la usura y el despojo de sus mentes corruptas...
 
Y nosotros, quienes nos negamos sin temores a que nos sigan estafando, asumimos ante tantas barbaridades un rol comprometido con el que les hacemos frente porque gracias a Dios conservamos el coraje que ellos han perdido, de mantener y acrecentar la sensibilidad
que nos impulsa a luchar con las armas que podemos convencidos que no seremos nunca cómplices temerosos y sí integrantes de un ejército de salvación que está dispuesto a pelear desde sus trincheras o a cielo abierto, a mí me da igual..., en mi caso disparando mis palabras,  proyectiles..., sí, pero que son los que no matan a nadie.
 
 


No hay comentarios:

Publicar un comentario