miércoles, 11 de noviembre de 2015

Aunque no se disipen totalmente las sombras...

Quiero dar gracias desde el fondo de mi alma por esta maravilla de la vida, al cumplir mis primeros setenta y nueve, que me permiten sentir: "de este modo no me pesan, así que sigan viniendo nomás, que yo le seguiré haciendo esquives a todo aquello que implique declinación y fatigas del alma a las que gracias a la Providencia me opondré si se me concede mantener ese privilegio..."
 
Por más golpetazos que nos pueda dar la vida con sus circunstancias, y si se me concede mantener esa actitud con la luz de tal determinación que es un privilegio, yo seguiré como pueda mi caminar por los senderos de la esperanza, aunque no se disipen totalmente las sombras...
 
Prudentes limitaciones sí, es obvio que ya no subo en escuadra y solamente con la fuerza de mis brazos aquella larga cuerda atada en la altura de un enorme árbol, ni ando al trote y sin parar el tiempo que sea, como tampoco mantener el ritmo de competencia en los deportes que practiqué, pero declinaciones no, y renunciamientos tampoco.
 
Mi naturaleza no me permite otra forma de vivir, me exige mantener mis empeños cotidianos para que pueda continuar con pasión ese caminar en pos de mi destino, el que debo conquistar y todavía agradecido, transpirando los senderos de la aproximación...
 
Es verdad, "caminante no hay camino, se  hace camino al andar...", pero aprendí a no torcer el rumbo al reconocer los desvíos equivocados de aquellos que han dejado huellas falsas y sin sentido alguno, justamente para que se vayan borrando y no tengan efectos las trampas diseminadas para los incautos, de modo que un resplandor interior sea el faro que nos guíe siempre evitando los naufragios, aclare las confusiones, aunque no se disipen totalmente las sombras...

 
 
 
 
 
 
 
 
 


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