En la entrada anterior en este Blog titulé: "POR QUÉ DEBO ADMITIR QUE ME ENCASILLEN?, y allí expuse las razones en cuanto al rechazo de admitir nunca nada que afecte mi convicción por la libertad en toda su extensión imaginaria...
Pero ante las alarmantes noticias en cuanto a que está en riesgo el ritmo de la adecuada vacunación contra la pandemia que nos envuelve, hoy agrego, una vez más, la lamentable certeza de que la codicia siempre termina por romper el saco...
La compra de las vacunas y las condiciones de entrega y precio de las mismas a los productores, tiene que haber respondido a acuerdos establecidos en los respectivos contratos, pero ahora surge algo seguramente no previsto en los mismos, porque hay países que pagan más por los abastecimientos, y claro, se deriva la producción hacia ellos, el negocio es infinitamente más provechoso, el rey del dinero comanda las acciones como siempre, y la Unión Europea de algún modo debe tomar el mando del timón, para que se restablezca la normalidad en las entregas, y la vida de mucha gente está pendiente de ese riesgo en los ritmos de vacunación...
Y no lo digo yo, lo dicen gobernantes responsables de la sanidad pública.
Lo que sí digo y reitero, "es que siempre la codicia termina por romper el saco...", y lo que es peor todavía, es el salvajismo del lucro despiadado, cuando se olvida en este caso, la cantidad de gente que ha perdido y perderá su vida por ello...
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