Un paso que era impredecible, pero que el actual timonel del gobierno de España dio, sorprendiendo, y ahora ya no podrá volver atrás..., dado que con él ha logrado cimentar su permanencia en el apetitoso sillón en La Moncloa, que por otra parte era, es y será por lo menos en la vigencia de su mandato, su principal y mezquino objetivo...
Impredecible según sus propias palabras ya grabadas en la hemeroteca hasta el mismo momento de sus pactos para la coalición que lo respalda, e incomprensible..., porque su deriva conductiva, ha desatado controversias que hasta ahora él y quienes lo acompañan han desdeñado, generando un mapa político teñido de enfrentamientos, acusaciones, insultantes expresiones que manchan tradiciones parlamentarias, y que por encima de todo, vienen dejando claro que el objetivo mezquino, le viene ganando la partida a la irrenunciable y más elevada meta, que con grandeza, tenía que haber sido la unidad de España, la Concordia conquistada, el mantenimiento del respeto y la vigencia del Orden Constitucional, Legal, Jurídico, valores esenciales, muy superiores y permanentes, a un circunstancial sillón a término..., sin poner en riesgo la situación general en lo económico, financiero, división de poderes, laboral, cultural, y otras connotaciones negativas hacia adentro y fuera de fronteras...
La pandemia no hizo más que agravar la situación general de esta gran Nación que es España, más allá que el timonel y su equipo, la han aprovechado para respaldar la deriva sin norte de sus propósitos, tal como lo demuestran los índices de manifiestos deterioros, por los cuales se ha requerido ayudas financieras de la Unión Europea.
Las responsabilidades políticas, civiles o penales en algún momento aparecerán, para plasmar Justicia como corresponde, ante ese paso impredecible e incomprensible..., y todo, por mezquinas pretensiones...
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