Desde temprana edad tuve, gracias a Dios, intensa vocación lectora que he mantenido encendida a lo largo de los años.
Siempre he entendido que esa inclinación arraigada en mí, le otorga en mi concepto alguna legitimidad a lo que desde hace más de cuarenta y cinco me ha atrapado esta pasión que vive en mí por escribir, que una vez iniciada, nunca más la he podido ni querido detener...
Constantemente siento la necesidad de recurrir a los que saben más, leyendo sus libros y procurando en cuanto a sus contenidos, la diversidad temática, al entender que de ese modo abro en mí un abanico conceptual, sin flechar mis pensamientos, para que pueda expresarme con total libertad y riqueza verbal al compartirlos...
Y para lograrlo recurrí una vez más al Diccionario de la RAE, buscando acepciones que desconocía, y eso que hace años, cuando integraba el equipo de investigación lexicográfica en la Academia Nacional de Letras del Uruguay, durante meses con intensidad me recorrí de punta a punta, para culminar con un trabajo que culminó con la publicación de los "Los 1000 dichos del español del Uruguay"
Fue una forma de reconfirmar que nuestra lengua es materia viva, que se transforma, que descarta voces que caen en desuso del hablante, y agrega otras enriqueciendo el habla de este patrimonio común que nos es tan vital.
Y al hacerlo, no pude evitar detenerme en una voz reconocida; Rufián, seguramente reafirmando la acepción 2) que expresa;"hombre sin honor, perverso, despreciable", y mi mente voló hacia un mediocre diputado que aprovecha en Las Cortes para explayarse "en un decir ligero de lengua, con expresiones perversas y despreciables", sin darse cuenta que le queda muy grande esa investidura aunque lo hayan votado, carente de lo esencial para formar parte de ese escenario con grandeza y con historia, valores que él no tiene por su mediocre nivel y má que pequeño estilo conceptual que considero declinante, porque hiere ricas tradiciones, y conquistas que los españoles han alcanzado con sangre, sudor y lágrimas...
Lo expreso con tristeza, porque España y todos los que vivimos en ella, no nos merecemos este momento, ni esta conducciòn política que se ha orientado por una deriva insoportable...
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