viernes, 7 de junio de 2019

NI LISIADO NI CON MIEDO...

Mis libros (cuatro novelas publicadas, una más en pleno proceso de edición para ser presentada próximamente, cinco más escritas que esperan turno para ver la luz de la difusión, ocho ensayos también escritos sin publicar, además de artículos diversos publicados y comentados en diversos medios, como asimismo charlas, conferencias sobre temas diversos y tertulias literarias, a lo que agrego los testimonios de mi cotidiano vivir, en los cuales me he esforzado siempre por mantener total coherencia con cuanto proclamo en mis registros escritos, me han permitido mantener inalterable el propósito de compartir lo que siento, como resultado de observar la realidad en los diferentes presentes de mi largo caminar...

Alguien ha dicho "que hay escritores lisiados" pretendiendo con ese calificativo, referirse a autores que se silencian o se apartan de la verdad, porque están impedidos, o dicho de otro modo, que no se mojan por temor o vaya uno a saber por qué otras razones actúan así...

Yo ante ese comentario por el que no me siento aludido, simplemente comento, que yo vivo y escribo desde el compromiso y el involucramiento, y jamás me he permitido condicionarme a nada y a nadie, con conceptos que emito con total libertad, acordes a los mandatos de mi propia conciencia...

Atesoro testimonios de mi propia vida, que custodio en mi más íntimo relicario, de los que mi sencilla humildad se enorgullece, en los cuales he demostrado que a mí nadie me arrea con el poncho del poder ni del dinero, simplemente, porque no tienen lo suficiente para poderme comprar, ni tampoco ponerme en el tembladeral del miedo...

No he sido, no soy, ni seré, un producto en venta, ni tampoco me podrán colocar en las góndolas que el mercado pone, a los que en forma inminente van a caducar...

Además, siempre he intentado referirme a las personas o a las cosas, por su verdadero nombre, sin eufemismos, sin los recursos con los que suelen disfrazarse las realidades...

Y cuando tuve que referirme a los miserables, así lo expuse, y del mismo modo he calificado a los diferentes imperios del mal que arrojan sombras siniestras sobre la humanidad: 

los dictadores vengan de donde vengan, y aquellos que pisotean a sus pueblos con dinastías a perpetuidad; 
a quienes envenenan el medio ambiente y obstaculizan la aparición de recursos que no contagien; 
a los poderosos del sistema financiero que lucran hasta el despojo a los más necesitados; 
a los fundamentalismos del terror; 
a los genocidas que no han quedado sólo en la historia sino que están presentes con renovados y siniestros modos; 
a los corruptos conductores políticos que humillan a sus pueblos; a los poderes supranacionales que digitan el destino de los que son más, más necesitados, que a mí son los que más me convocan, los habitantes de los llanos, de los que orgullosamente provengo...

En definitiva, ni siquiera me roza el calificativo, por eso no me propongo responder, pero creo que no está mal aclarar las perspectivas de un obrar, y reiterar mi espíritu agradecido por todo cuanto se me ha permitido ser y hacer...

Ni lisiado ni con miedo, eso sí, con prudente coraje como para subirme al ring de la vida a pelear en el buen sentido, la existencia, sin achicarme ante ningún rival ni pedir la toalla humillante de darme por vencido...






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