Los latigazos de las circunstancias, y más cuando son injustos y a traición, no me van a doblegar.
Siempre les ofreceré mi lomo endurecido, como lo hacía de niño cuando me indicaban mis tíos, "duro el estómago y los brazos" para que los golpes me dolieran menos.
Siempre les ofreceré mi lomo endurecido, como lo hacía de niño cuando me indicaban mis tíos, "duro el estómago y los brazos" para que los golpes me dolieran menos.
Y eso se convirtió en lema para mi vida, por haber aprendido que nada ni nadie me hará renunciar a mi convicción de hacerle frente a los vendavales de aquellos que atentan contra la dignidad del hombre, vengan de donde vengan...
Porque a mí me preocupa el padecer de mis semejantes, que nunca será ajeno para mí. Me conmueven quienes no luchan, los desvalidos, los niños a quienes se les impide vivir sus tiempos de fantasía, porque los Reyes Magos no van a los rincones del mundo donde explotan las bombas de las guerras, o estallan las metrallas del terror...
Me preocupan también todos aquellos a quienes se les niegan oportunidades, ni tienen otra cosa que acceso a las miserias; los explotados en las formas más horrendas, las víctimas de la insensibilidad más despiadada y los oscurantismos culturales que otros aprovechan con sus instintos salvajes...
Sacuden mis rebeldías: la falta de grandeza de conductores políticos, que piensan más en ellos que en sus pueblos a quienes subestiman con sus conductas corruptas; me repugna la avaricia del sistema financiero con su salvaje perversidad.
Rechazo a los mercaderes de la muerte, con sus negociados armamentistas, o los que medran para su exclusivo beneficio sobre las ruinas que dejan las guerras, y las explotaciones sin alma sobre órganos y personas en diásporas desesperadas, buscando apenas un resplandor de esperanza para sus vidas, incluso hasta el límite de arriesgarse dejándolas a merced de los tiburones, o quedar heridos al intentar superar las vallas que se levantan para excluirlos...
Son los que van dejando regueros de sangre por distintas partes del mundo, víctimas por los que sentimos vergüenza, que nos están interpelando un día sí y otro también, por esa endemia de foros donde se repiten meras retóricas, pero postergan soluciones tangibles en el lugar de origen de las miserias, y que es inminente atender ante esa muchedumbres carentes y sufrientes que se mueven y se mueren en pos de un destino lamentablemente incierto, no resuelto por el concierto mundial...
Los imperios del "poder" y del "tener", voracidad que quiere de ambas cosas "más y más", son los responsables directos, a quienes su unen los cómplices de siempre, para decretar guerras ligeramente, que luego despiertan reacciones difíciles de controlar, con ideologías donde los odios y las revanchas diseminan por el mundo mentes enajenadas, enfermas de terror, de intolerancia, de crueldad...
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