jueves, 5 de noviembre de 2020

NOS HEMOS FORJADO EN UNA FRAGUA INEXTINGUEBLE...

Siento la imprescindible necesidad de transformar este mundo que entre todos hemos hecho, para recuperar la vigencia de valores perdidos, con un despertar renovador, que solamente puede lograrse a partir de una honesta mirada hacia dentro de nuestro ser, y no detenernos tanto ante los espejos que apenas nos muestran el exterior de lo que somos...

Un despertar renovador individual, sin conformismo alguno, que nos permita orientarnos hacia el  enriquecimiento colectivo por la vía de nuestro obrar en el cotidiano vivir, y reflexiones con verdaderos propósitos constructivos, con los cuales apartarnos de toda mediocridad para no caer en la trampa de vanas retóricas que al fin, no transforman nada... 

Lo he aprendido en el largo caminar y por ello, mantengo convicciones irrenunciables en cuanto a que es desde el Amor, la Grandeza, la Fe (respetando lo que cada uno sostiene, por supuesto), la Elevación Cultural, la Libertad sin mordazas, la Tolerancia, la Prudencia, de modo que nos permitan la entrega total de nuestro ser sin temores ni tibiezas, con la tranquilidad de conciencia en cuanto a que es posible desde la sencillez, armonizar un apostolado en bien de nuestros semejantes,  no ocuparnos tanto de nuestro "yo" sino en el "nosotros"...

No les será sencillo con esos Valores de nuestros pensamientos enquistados en nuestro obrar, a quienes procuren manipularnos, aislarnos, o someternos vaciando nuestras mentes, al intentar digitar la orientación de nuestras vidas y mucho menos, digitar nuestros destinos...

Lo tenemos muy claro, resistiremos, porque no estamos dispuestos a renunciar a la meta de nuestros sueños ni a nuestras esperanzas...

Y para ello, es necesario enaltecer nuestro compromiso y el involucramiento necesario, introduciéndonos con prudente obrar, en los tejidos sociales, culturales, educativos, empresariales, intelectuales y políticos, cada uno con sus posibilidades en el quehacer cotidiano, saliendo del adormecimiento que aplasta y adormece, la gran tarea de restaurar la libertad que nos quieren arrebatar, porque sólo siendo integralmente libres, podremos avanzar, paso a paso aproximándonos, a la dignidad que nos permita nuestro destino...

Cuando alguien se plantea responsablemente, y permite con docilidad que La Providencia le sugiera, qué senderos recorrer, qué mares surcar, qué puentes atravesar para alcanzar la ribera singular y esencial de sus intentos, es porque se ha forjado en una fragua inextinguible, como se moldea el hierro hirviente, golpe a golpe..., y tantas veces, desde el dolor y los sacrificios...


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