Así dice en un fragmento en la letra de un tango, pero en realidad la culpa es injusta, porque los candidatos a idiotizarse, enajenándose, llegan por su propia voluntad a embriagarse.
Y lo harán por cualquier medio a buscar la sustancia ante la cual han claudicado, incluso, aquellas más tenebrosas, con tal de conseguir "la merca" que los terminará esclavizando hasta el envilecimiento...
Es tal la perturbación, que ignoran los sufrimientos que generan a quienes los rodean a quienes dejan hasta sin lágrimas para llorar, ante el drama de las drogas tan en boga en estos tiempos...
Caen en una red declinante que los envuelve, encadenados a sucesivas manchas a su dignidad, por el mal uso que han hecho del libre albedrío que se les concedió con la vida.
Este es un tema al que vuelvo en forma recurrente, si apartarme jamás de la prudencia que me indica siempre andar "con pies de plomo", ante la sensibilidad que me convoca, dado que pueden existir situaciones, circunstancias, o consecuencias de las que son víctimas y que los conducen al naufragio...
Pero también es cierto que hay muchos que caen en las trampas por sus debilidades, y ese desdén que le aplican al fatalismo de probar, hasta que se dan cuenta que no pueden dejar de hacerlo, y se convierten en esclavos de la evasión, del escándalo, de la frivolidad, esos artículos de consumo masivo en la que sus mentes a la deriva, quedan ahí en lo superficial y efímero, para que en la escena donde "el todo vale y de cualquier modo", se impone olímpicamente y se exhibe tan campante en vivo y en directo...
Artículos que tienen un mercado repleto de cautivos, ávidos, sin exigencias, con compradores flotando en la evasión, que en tantos casos gozan ventilando trapos sucios, relaciones sin pudor, que se regodean con el escándalo y las miserias, que pasan de mano en mano, carentes de la serena intimidad que han desdeñado....
Cada uno tiene el legítimo derecho de vivir según sus ideas, de su naturaleza y cuanto encierra, pero que no hieran la sensibilidad de los que no piensan ni actúan así, ofendiéndolos, y en tantos casos, descalificándolos con insolencia.
Han renunciado a cultivarse por dentro. "Son analfabetos, saben leer y escribir, pero no ejercen" -ha dicho un locutor televisivo en su momento-, han preferido igualar hacia abajo, hablan un idioma inentendible para el común denominador de sus semejantes, se visten con notorios desarreglos, pinturrajean su piel al no aceptarse tal cual son con tatuajes exagerados, andan a la deriva, en dirección a la nada...
Nos toca vivir una escena diferente, si hasta en un anuncio publicitario un "personaje conocido" por sus inclinaciones, con voces estridentes y gestos sin disimulo, grita "es un despelote", claro que es un despelote, un muestra más del "todo vale" sin arte, en este cambalache insensato.
Sólo Dios conoce el alma que palpita en esos "ejemplares" y los más que andan a la deriva, que van sonambuleando por las sendas que los llevan hacia las sombras, siempre, bajo las cuales se cobijan los iguales, los que con descarada desfachatez se conforman con no llegar a ningún lado, a ningún destino con gloria, porque han optado (sin generalizar) por ir muriendo lentamente, tabernero, "que idiotizas con tus brevajes de fuego". y debes saber que en el hielo de ellos mismos se van quemando la vida, al desaprovechar el inmenso potencial que se les regaló con la maravilla de la vida...
Lo digo y lo reitero, me mueven las esperanzas por escenas en un mundo mejor, con menos escándalos, sin el "despelote" de estos tiempos, con menos rupturas, con menos muros incomprensibles, con menos insultos injustificables, con menos descarada desfachatez, y más respeto, más dignidad...
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