domingo, 7 de agosto de 2016

¿Y YO HE ESCRITO ESTO...?

De una u otra forma, me siguen llegando comentarios sobre las novelas mías que se han publicado, los que me llegan al alma, justificando plenamente esos intentos sobre los que ni yo mismo llego a comprender que me pertenezcan totalmente.
 
Las circunstancias de la vida y para rescatarme, me llevaron un día a emprender la difícil tarea de escribir que me sugirió la Causalidad, justamente, porque tenía la seguridad de que yo no estaba dispuesto a sucumbir, ni tampoco ahogarme con las asfixias de actitudes o situaciones que no comulgaban con mi naturaleza.
 
Y doy gracias por la bendición que me amparó ese momento, y para ser justo, que me ha amparado durante toda mi larga existencia.
 
"Gracias" es la palabra que más veces he pronunciado en mi larga vida y seguramente registrado por escrito, ante la necesidad de expresar mi gratitud por cuanto me han dado, empezando por la vida misma.
 
Y yo sentí siempre que debía compartir todo el potencial recibido, puesto que no es solamente para mí, ni para conservarlo en mi más íntimo relicario, sino todo lo contrario, que es justamente lo que he hecho, intentando en forma permanente olvidarme de mí al procurar una reciprocidad, al  entregarme por entero hacia los más míos y demás semejantes.
 
Hoy, antes de ir a misa, llegaron al alcance de mis manos algunos de los libros publicados, sin que yo me lo haya propuesto. Y abrí uno de ellos por cualquier lugar, y no pude evitar asombrarme con lo que leía, que me llevó a preguntarme en silencio: ¿y yo he escrito esto...?, porque tuve que hacer un gran esfuerzo para recordar el hilo conductor que venía en el relato.
 
Y allí comprobé una vez más, que todo cuanto he logrado ha sido el resultado de una coproducción con el superior dictado que la Causalidad me ha dado con  lo más valioso, y las pocas cosas mías que en cada circunstancia mi sencillez pudo agregar.
 
Volví a sentirme reconfortado puesto que no me engañé nunca, dado que jamás pudo conmigo ni el más mínimo atisbo de la vanidad que comúnmente  quiere residir en el corazón del hombre, pero que en mi caso, con entereza espiritual, osadía y una dosis de coraje, me llevaron a pararme firme para no mentirme ni mentir y por el contrario, vivir y expresarme con honestidad conceptual e intelectual, sabiendo lo que realmente he podido ser, también desde mi humilde condición.
 
Todavía no me explico cómo la Causalidad pudo pactar conmigo, puesto que solamente me he propuesto ser, nada más que un medio para propagar su Verdad, dado que así he vivido y desde hace pocos años lo sé, cuando su plenitud me envolvió...
 
 
 


No hay comentarios:

Publicar un comentario