domingo, 7 de diciembre de 2014

Un pregón que en los hechos niegan...

Me mortifica contenerme algunas veces y siento que mis rebeldías me atropellan, cuando sería más sencillo para mí abrirles las compuertas, pero el freno de la prudencia evita mi reacción.
 
Pero al detener el empuje interior, debo al menos manifestar un grito de alarma, una sirena que nos prevenga de una colisión y por ello, una luz roja me avisa sobre posturas que no puedo  ni debo silenciar.
 
Hay gente que cree engañar con sus falsas palabras sin actos concretos, con una hipocresía a la que se han acostumbrado, y no llegan a percibir que los hemos descubierto en la falsedad que pregonan pero no concretan...
 
En definitiva son los engañados que se sienten satisfechos anunciando un "poder" que tienen pero algo interior les impide "sentir" de verdad y "concretar" lo que verdaderamente no quieren porque no lo sienten y por ello lo anuncian pero en los hechos lo niegan.
 
Están confundidos con los brillos de las apariencias, muy atentos "al qué dirán", al estatus falso que no reconoce lo esencial que está apartado de ellos, que no pasa por sus senderos sin sustancia, dado que han optado por un rumbo sin destino.
 
¡Qué diferente sería este mundo, y qué ardiente sería el convivir si se convirtieran transformándose, al buen vivir del amor sin cálculos...!
 
Podría seguir, pero..., para qué, si ya han resuelto proclamar lo que no son...
 
 
 
 
 


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