domingo, 7 de septiembre de 2014

SIEMPRE HAY QUE MOJARSE...

Todos tendríamos que obrar desde la franqueza y sin temores.
¿A qué o a quiénes vamos a temer, si enarbolamos esas banderas con humildad y desde nuestra sencillez  que no admite engaños ni hipocresías?
Quienes se han forjado el ser, dignificando cuanto les ha sido dado, y van subiendo desde abajo los más empinados repechos de la existencia con sacrificios desde el dolor, el desprendimiento, y la lucha constante por la superación, no deberían silenciarse fácilmente.
Por ello es que entendemos que siempre hay que mojarse..., en el obrar y en el decir.
No ocultarse detrás de caretas, de falsedades, ni tampoco vivir detrás de réditos como si en la vida todo fuese un mero canje...
La vida no se concibe a través de senderos retorcidos...
Cuanto más elevado es el rol, cuanto más notoria es el nivel de cada quien o la dignidad (sea en el ámbito social, político, religioso, o donde a cada uno le toque actuar), más habría que mojarse en su cumplimiento, y por supuesto, con más cercanía actuar en las periferias de los pueblos que es donde están los más necesitados, los que más amparo merecen, y más castigados por los olvidos y las indiferencias.
Trato de asumir mi cuota de responsabilidad en mi cotidiano vivir, y a mi entender ello legitima mi postura de no silenciarme, que es una forma de estar "mojándome" en la diversidad que observo y me convoca  constantemente.  


No hay comentarios:

Publicar un comentario