sábado, 26 de septiembre de 2020

Y todavía tienen el descaro de profetizar...

Allá aquellos que por  su exclusiva debilidad, son esclavos de sus excesivas ambiciones.

Para nosotros los cristianos, no hay mayor riqueza que valorar en primer lugar a la familia que tenemos, los amigos conquistados recíprocamente, cuanto hemos podido alcanzar con sangre, sudor y lágrimas, y todo ello nos es suficiente, para sentirnos contentos al hacer nuestro caminar siguiendo al Señor y a Su Verdad...

Es por ello que no estamos dispuestos a ir detrás del falso evangelio globalista de la prosperidad económica, que algunos (que no son pocos) proclaman confundidos y para confundirnos, detrás del dinero y el poder que de él emana.

Antes esos mezquinos altares no nos arrodillamos, como otros que han claudicado y todavía tienen el descaro de profetizar...

Nuestra riqueza nada tiene que ver con la mentira materialista, sino que su esencia por excelencia, es espiritual, como fieles seguidores de La Verdad que está en La Palabra, que nos da la certeza de sentirnos seguros en cualquier circunstancia que se nos presente, dando gracias a Dios, confiando en ÉL  que todo lo puede y que siempre nos proveerá...

No obstante, mantenemos plena conciencia en cuanto a que debemos colaborar con ÉL enriqueciendo su Reino de Amor, sin cruzarnos de brazos esperando que todo nos lo den, sino transpirando nuestra camisera cristiana, comprometidos e involucrados con la realidad que nos envuelve, hasta que ella se nos quede pegada al alma, en aras de conquistarlo todo..., y así, aproximarnos al destino de nuestros sueños...


  

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