Por muchísimo menos de lo ocurrido en la sesión de investidura este domingo pasado en España, y de conservar un mínimo atisbo de grandeza, el candidato tendría que abandonar dando un paso al costado, su intento de conservar el sillón de la Moncloa, que hace diecisiete meses ocupa con carácter precario y " apenas en funciones"...
Pero claro, no lo hará, dado que se ha propuesto alcanzar la investidura "de cualquier modo", al precio que sea, incluso, traicionando historia, principios y moral, permitiendo que en base a su ciega ambición, se aprovecharan de él ( y de sus cómplices), quienes han dejado por el camino, todo cuanto los españoles han conquistado apelando a las reservas de grandeza en las últimas décadas...
Ni un atisbo les queda, por ello acuerdan pactos con quienes subestiman lo esencial...
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