Sé muy bien que soy un "peregrino y soñador...", pero no por ello me evado de la realidad mientras hago como puedo mi caminar de aproximación...
Sí, hacia mi destino, el que debo conquistar, pero con los pies sobre la tierra hasta cuando duermo, y "el duende se entrevera con mis sueños..."
Me acosté tarareando: "largas noches de neblina salgo a vagar por las calles, a juntarme con recuerdos de los malos y los buenos..., te juro que no estoy triste, por cada copa de demás, tengo una pena de menos..."
El duende lo sabe, nada ignora sobre mí, y como una sombra inseparable vive poniéndome a prueba, como midiendo las fuerzas de mi corazón, la pasión, y el coraje que vive conmigo...
Porque así es la vida, compleja mezcla de "momentos" que generan a su vez circunstancias y sentimientos que se entreveran en mi mente, sacudidos por las diversas energías, como las hojas al compás del viento...
¿Por qué lo haces, duende, si todo lo sabes? ¿Tienes necesidad de probarme?, sombra inseparable que lo haces incluso hasta cuando canto: "lunas y estrellas murieron, el cielo se me ha perdido..., se me ha escapado del alma, la cercanía de Dios, sin embargo no estoy triste porque siempre me parece..., que estamos juntos los dos".
No te burles de mí, enviado, ¡qué voy a estar triste!, si vivo aferrado a las esperanzas más allá de que entreveras sentimientos en mi mente, siempre exigiéndome, porque sabes que siempre está ávida de propósitos repletos de amor, con el coraje de descartar de mi vida, todo freno que trabe mis naturales ansiedades...
No sé ni quiero vivir bajo las sombras de ninguna neblina que le quite resplandor a mi andar sin pausas, y mucho menos todavía, bajo las sombras tóxicas que muchos se empeñan en diseminar sobre sus semejantes, para que nos confundamos, nos envuelvan y nos hagan tropezar, y no nos dejen pensar...
Eso es lo que se proponen, lo que más les conviene a la codicia de sus maldades, que es nuestro oscurantismo interior.
Y yo..., como puedo, seguiré haciéndoles frente, buscando despejar el panorama, buscando sin cesar los faros que nos ofrezcan resplandores, tú lo sabes mejor yo, duende, que vives poniéndome a prueba, más allá de saber que no claudicaré en la dura tarea de mis afanes, siempre dispuesto a seguir paso a paso aproximándome..., sin necesidad de vértigos innecesarios que nos puedan desviar de las sendas que nos acerquen a la Verdad que a todos nos subyace...
Y esa Verdad para la que no existen los imposibles, es capaz de hacerme creer "que vuelve todo el pasado que nunca podrá volver...", como dice la letra del tango, y que me llevó a registrar estas locuras de mis sueños al proclamar y reiterar a pesar de todo: "sin embargo no estoy triste, porque siempre me parece..., que estamos juntos los dos.", canción cuyos ecos viven repiqueteando en mí...
No hay comentarios:
Publicar un comentario