lunes, 11 de febrero de 2019

SUEÑOS, EN SUCESIÓN INTERMINABLE DE DESAFÍOS...

Algo han puesto en el universo de mi ser, que acelera el latir de mi corazón, que me lleva a no conformarme nunca con el mero subsistir...

Desde muy temprana edad he sentido en mis genes la influencia singular de un don, de una fibra palpitante, de otro regalo que le han hecho a mi naturaleza para que me sacuda por dentro, como si fuese una llama encendida que yo he oxigenado para que nunca se apague su resplandor, y tuviera un verdadero sentido mi existencia...

A esta altura de mi vida ya con un largo caminar, pero sin fatigas, me siento dichoso prisionero de mis "sueños, en sucesión interminable de desafíos...", que sacuden la juventud que llevo adentro, y que custodio en más íntimo relicario.

La sublime ventura de lo que se me ha permitido "ser y hacer", para mí es como una prenda de la que no quiero ni puedo desprenderme, más allá de las señales y cicatrices que me ha dejado el vivir...

Pero eso qué más da, y poco me importa lo que ven los espejos que solamente nos muestran por fuera, cuando lo realmente valioso es lo que uno es y siente por dentro...

Me mantendré atento sin perder la humilde sencillez, para seguir aprendiendo e intentándolo siempre, consciente de que lo mejor de mí todavía no lo he logrado, y lo será en el mañana de mis días...

Es por ello que iré siempre por más, tratando de superar las circunstancias adversas que se puedan presentar para frenar mi accionar sin pausas, y se opongan a la convicción de mis propósitos.

Vivo dando gracias por convivir con las certezas de siempre, en cuanto a que no alcanzaré a devolver todo cuanto el Amor me ha dado, y ese inmenso potencial que la Providencia pone en nosotros, con la generosidad de dejarnos en libertad sin imponernos nada, sino apenas proponernos todo...

Somos nosotros los orfebres de nuestro destino, quienes transpirando la existencia debemos construirnos paso a paso, ladrillo a ladrillo el edificio de nuestra dignidad, o regalar la maravilla de la vida al azar de los tercos caprichos sin sustancia, que no podrán llevarnos a ningún destino de gloria, de realización, sino a la evasión, a la superficialidad de los jolgorios insensatos con los que otros se harán un festín, y apenas nos tirarán, humillándonos, las migajas como si fuéramos unos mendigos...

No permitamos que nos vapuleen por nuestros propios fracasos, por nuestra cobarde declinación al haber optado por hacer la plancha en la piscina del conformismo o el abandono...

Vayamos siempre por más, con vergüenza, con coraje a la permanente búsqueda de una elevación que nos rescate, con desafíos enaltecedores.

Hace muchos años en uno de mis ensayos registré: "las ansias de los seres dinámicos se nutren siempre de una inquietud más", y hoy sigo atado indisolublemente a ese propósito con la convicción de dar lo que no he dado todavía, con el secreto encanto de Amar, de hacerlo porque sí, sin condicionamiento alguno, sin cálculos previos por lo general mezquinos...

Pensamientos que no pueden ni deben quedar en meros anuncios retóricos, sino en testimonios concretos de un accionar positivo que nos permita alertar a seres descuidados y así evitar que puedan  caer en la deriva de sus vidas...

Testimonios más valiosos que mil palabras huecas debemos proponernos, y surgen cuando nos remangamos, cuando remamos resueltos mar adentro en búsqueda de la cosecha, aunque nos exija el sacrificio de superar corrientes en contra, o turbulencias que nos quieran engullir...

El hombre puede y debe evitar su propio naufragio, y ponerse en el rumbo de su redención al orientarse hacia sus semejantes, dejando a un lado toda indiferencia y sentir en carne propia el padecer de otros seres, que nunca debe ser ajeno para quienes así lo sentimos y estamos dispuestos a que no prevalezca "el yo", frente "al nosotros".

Por eso este presente del mundo se nos presenta marcado, manchado por un materialismo que se ha llevado por delante a la espiritualidad en forma alarmante...

Predominan las rupturas, el salvajismo y el terror dominan en vivo y en directo la escena cotidiana.

Escasean los diálogos intergeneracionales, se debilita también la firmeza de las familias ante la esclavitud de los móviles, de los ejemplares tecnológicos que nos apartan y en tantos casos lamentables, llegan a enajenarnos hasta convertirnos en cautivos consumistas..., para no dejarnos pensar, ni siquiera, en esos "sueños, en sucesión interminable de desafíos..."

Sin generalizar, estamos adormecidos, nos han inyectado dosis de frivolidad y escándalo sin anestesia, y mansamente caemos en las trampas que la sociedad moderna nos tiende en forma solapada, para explotarnos al fin, de diversas formas...

Tenemos que reaccionar, despertando de ese letargo insensato, porque mañana nuestros hijos y nietos pueden pasarnos factura por esas sombras que les hemos dejado para que no tengan resplandores en sus vidas, además de las hipotecas que adeudan, incluso antes de nacer...

Hagámoslo, para abrir y regar surcos nuevos por y para ellos, demostrándoles que todo cuanto hayamos hecho, todo lo que hemos soñado con nuestros desafíos permanentes, nos han surgido desde el fondo del alma...


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