El Papa Francisco, en un mensaje dice:
"Mientras individuos y grupos especulan vergonzosamente sobre la esclavitud, nosotros cristianos, todos juntos, estamos llamados a desarrollar cada vez más, una mayor colaboración, para que se supere todo tipo de desigualdad, todo tipo de discriminación, que son precisamente, los que hacen posible que un hombre pueda ser esclavo a otro hombre. Un compromiso común para afrontar este desafío, será una ayuda valiosa para la construcción de una sociedad renovada y orientada a la libertad, a la justicia, y a la paz."
De ningún modo yo he de atreverme a opinar sobre ese mensaje de Su Santidad, que comparto, pero sí pensar, meditar a partir de él, y en todo caso, exigirme serena reflexión en cuanto lo que ha sido, es y será mi caminar hasta que el último suspiro lo detenga...
Me he esmerado siempre en cuanto a no apartarme de los senderos del amor, y por ello, tengo la convicción de vivir comprometido y además, involucrado, en todos los actos de mi vivir cotidiano, como también en mis intentos escritos, sin dejar de responder jamás, a otros llamados que me convocan.
Pero eso sí, no nos compete solamente a los cristianos, bregar por la construcción de una sociedad en la latitud que sea, renovada, mejor, más justa, en la que la libertad sea el portal de la dignidad de nuestros semejantes.
Es decir, obligación de los cristianos, sin ninguna duda, pero también de los no cristianos, porque todos somos corresponsables y todos debemos asumir un rol, sin reservarnos nada..., dándolo todo, para conquistar la dignidad y con ella, presentarnos a rendir cuentas si de alcanzar nuestro destino se trata.
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