Se puede estar en desacuerdo, es posible expresar las rebeldías con protestas, pero siempre se debe mantener el equilibrio sin llevarse por delante los límites imprescindibles, que son aquellos que le ponen coto a la descalificación, a los insultos, a las amenazadas expresadas amparándose en la libertad de expresión, y todavía, con odios irreconciliables que impiden todo debate de ideas fructífero, si no se realizan desde la tolerancia y dentro del marco de la prudencia...
Porque si se ofende, si se actúa desde el sesgo de permitirse cualquier actitud y todavía si ella se aferra a la violencia insultante y al enaltecimiento de rencores que tanto afectan el convivir, se ingresa en un terreno nada fértil, al sembrar semillas de discordias, ya enfermas de "sidasocial" que no darán fruto alguno, ni detendrán el avance incontenible de sus metástasis...
No nos sorprende, entonces, que luego levanten banderas reivindicadoras cuando la justicia actúa sobre ellos, al caer en incumplimientos que están penados por el orden jurídico vigente, o que acusen a los que piensan diferente y se expresan de otro modo, como cómplices silenciosos de otros desmanes...
Eso es tirar la pelota encima de otro tejado, claro, siempre ocurre lo mismo, se creen que son los adalides de la salvación con sus excesos, cuando en realidad no salvan nada ni a nadie, y se presentan sin la mínima serena reflexión interna de cordura, con actitudes altaneras, desafiantes, que al fin no conducen a ningún destino, sino el de pasar un tiempo entre rejas, donde tendrán que meditar en las sombras, sus incontroladas palabras...
Yo no me alegro por ello, al contrario, porque lamento que haya semejantes que se dejan llevan por sus desvaríos cargados de odios, y son apartados de sus escenarios sociales, cuando han tenido la oportunidad de llevar adelante una lucha frontal por transformar el presente con formas adecuadas con sensatos equilibrios, y son bajados del ring por el imperio legal que les dice, "de ese modo no, transgrediendo los límites no, insultando personas e instituciones, de cualquier modo tampoco, y mucho menos, con odios y rencores irreconciliables, además, repletos de necedad que no les permite aceptar nada ajeno a sus ideas..."
Yo me afilio a otro proceder haciendo uso de un lema que perdura en mí desde mi niñez, recalcadas en estrofas contenidas en mi Himno Nacional que me llenan de coraje: "Orientales, la Patria o la tumba, libertad o con gloria morir, es el grito que el alma pronuncia y que heroicos sabremos cumplir".
Coraje y convicción que se incrementan todavía más, cuando me llega desde la historia el aliento desbordante que me conduce a luchar por la libertad, porque sabemos que sin ella no es posible abrir el portal de la dignidad por la que tanto se ha luchado siempre, porque "con libertad no ofendo ni temo..." y es de ahí que no me permito hacerlo de "cualquier modo" al respetar a mis semejantes, ni con iras irracionales, ni tampoco con cobardías como otros acusan a los que no piensan ni actúan como ellos, o no definen como ellos la realidad sobre la que se expresan...
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