jueves, 16 de noviembre de 2017

AL PRECIO VIL DE LA AMBICIÓN Y LA SOBERBIA...

Cuando los políticos traicionan la sagrada misión que se les encomienda, de ser "meros representantes y servidores fieles" al servicio del colectivo social, por las razones que sean, no basta con desplazarlos circunstancialmente de los espacios de poder, sino que merecen ser inhabilitados para ejercer cargos públicos sin perjuicio de otras sanciones que les correspondan según el ordenamiento legal vigente...

Y si todavía se han llevado a la Constitución, las Leyes y los dictámenes de los Tribunales por delante, esa inhabilitación debería plasmarse con firmeza, justamente, para sanear los órganos conductivos de esos ejemplares (sean quienes sean, vengan de donde vengan), para que no contaminen más la escena política ni sigan estafando más a los que en ellos han confiado otorgándoles el honor de representarlos...

La tarea política debería ser también y además, un apostolado de servicio en aras del bien común, y no un espacio desde el que se pueden pergeñar engaños, y en tantos casos canjes mezquinos con la prioridad de enriquecerse dejando por el camino lo esencial, que es su dignidad política., al vil precio de la ambición que los ciega...

La historia demuestra también, que si la concordia fue posible luego de tantos años de enfrentamientos convulsos en los que se han torturado y matado entre hermanos, no puede admitirse que aparezcan ahora, dirigentes políticos que provoquen quebrantamientos y rupturas sociales, daños tremendos para la economía, fuga de empresas que huyen de la inestabilidad, por levantar banderas sin el consentimiento expresado de toda la población por endilgarse con soberbia, facultades para los que no han sido legalmente autorizados...

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