De: "Vers l´espoir..." ("Hacia la esperanza...")
Un comentario que me han hecho recientemente, me lleva a repetir ese pasaje de mi novela que incluí en el año 2010 como entrada en este blog al decir:
-Te digo, Enio, estoy harto y muchas veces he tenido que repetirme por ello en mis libros porque siento que me sigue golpeando la cruda realidad de tantas cosas que no acepto y no puedo ni debo silenciar; al menos denunciándolos creo que cumplo un rol, contribuyendo al despertar de mis semejantes ante tantas adversidades, tantas injusticias, tantos pueblos castigados infamemente, sin oportunidades, hambrientos, olvidados..."
Y ahora, constatando la vigencia lamentable de esas realidades, siento que me he quedado corto en mis expresiones porque las infamias cometidas por el hombre parecen no tener fin al provocar otras calamidades como los incalificables actos terroristas, cuya salvajedad junto a otros desvíos incomprensibles de sus mentes enajenadas, se han convertido en nuevas formas genocidas que estallan como verdaderas células de muerte introducidas en los colectivos sociales de diferentes partes del mundo, como enemigos ocultos, difíciles de combatir o eliminar, endemias humanas que siembran el horror de sus actos, en pos de la falsedad de una gloria que proclaman y que nunca alcanzarán...
Un comentario que me han hecho recientemente, me lleva a repetir ese pasaje de mi novela que incluí en el año 2010 como entrada en este blog al decir:
-"Es así, de algún modo lo intentamos al luchar por la dignidad del hombre, alzando la voz contra la violencia, contra las injusticias, contra las prepotencias, dándoles voz a los que se abandonan en el silencio, acobardados ante tantas malditas desigualdades...
-Te digo, Enio, estoy harto y muchas veces he tenido que repetirme por ello en mis libros porque siento que me sigue golpeando la cruda realidad de tantas cosas que no acepto y no puedo ni debo silenciar; al menos denunciándolos creo que cumplo un rol, contribuyendo al despertar de mis semejantes ante tantas adversidades, tantas injusticias, tantos pueblos castigados infamemente, sin oportunidades, hambrientos, olvidados..."
Y ahora, constatando la vigencia lamentable de esas realidades, siento que me he quedado corto en mis expresiones porque las infamias cometidas por el hombre parecen no tener fin al provocar otras calamidades como los incalificables actos terroristas, cuya salvajedad junto a otros desvíos incomprensibles de sus mentes enajenadas, se han convertido en nuevas formas genocidas que estallan como verdaderas células de muerte introducidas en los colectivos sociales de diferentes partes del mundo, como enemigos ocultos, difíciles de combatir o eliminar, endemias humanas que siembran el horror de sus actos, en pos de la falsedad de una gloria que proclaman y que nunca alcanzarán...
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