Con absoluta falta de "grandeza", siguen volcando más y más, mediocridades y martirios en el cambalache...
En lugar de apostar a la concordia y el equilibrio, procesando con altura las discrepancias, pueblan el cambalache de la escena política hasta el hartazgo, (sin generalizar, porque son algunos que no son pocos), los que están aplicados a aumentar con un stock absurdo, en el cambalache que han creado...
Pero no podemos confundirnos con eufemismos, ni con palabras vanas, dado que es imprescindible analizar la situación, utilizando un cernidor que sacuda fuertemente los elementos de una realidad confusa, para rescatar las verdades que hay detrás, y actuar en consecuencia para que no se siga arrojando sombras de incertidumbre...
Desde una perspectiva más amplia mirando el mapa del mundo, no sólo en España se constatan situaciones convulsas, por violencias y vandalismos desatados, mediocridades y martirios, que también los hay en Venezuela, en Siria, en Irak, en Chile, en Korea del Norte, en inestabilidades sociales manifiestas en Uruguay, en Argentina, y otras partes, que nos muestran los cambalaches y las tragedias algunas genocidas, que enlutan el convivir de nuestros semejantes...
Dictaduras, divisiones, rupturas del ayer que se mezclan con los conflictos del presente, en el que perduran odios y rencores, y producen éxodos ante la desesperanza de tanta gente que se ve obligada a buscar resplandores para sus vidas por otros sitios del mapa, por las miserias de tantos miserables que con salvaje indiferencia, se empeñan en mantener sus tronos de poder, sus mezquinos espacios donde reinan en sus chacritas personales y partidarias, y esos falsos altares que han levantado con mentiras y engaños unos, y otros prendidos a una infame perpetuidad en las inmensas riquezas del subsuelo marítimo o terrestre...
Así está este mundo, repleto de cúspides piramidales amuralladas detrás de las cuales se esconden y mantienen poder y riquezas con los cómplices a su merced, y hacia abajo, la franja cada vez más poblada de gente olvidada y explotada, condenada a la pobreza, al oscurantismo cultural, y a las miseras provocadas por tantos miserables..., que los condenan a un cambalache humillante.
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