Es una vergüenza la impiedad, la falta de humanidad y coraje, para resolver el alarmante problema de los emigrantes que se lanzan al mar, con el propósito de encontrar un resplandor para sus vidas...
Ni se atacan las causas que los llevan a enfrentar peligros extremos, como tampoco de modo humanitario, como tampoco se enfrentan las consecuencias, que son ese triste testimonio que estamos presenciando en tantos casos, con vidas en los mares a merced de los tiburones, como este martirio de no poder desembarcar en puertos que los acojan apelando a la humanidad imprescindible, y al coraje de adoptar las decisiones políticas que en diversos países se expresan, pero el tiempo pasa y las mismas no se concretan...
Lo primero debe ser salvar vidas, y luego adoptar medidas internacionales procurando una dignidad para quienes lo arriesgan todo...
Y esas medidas internacionales tendrían que orientarse en los dos frentes de esta tragedia, enfrentando las causas que originan en origen en sus respectivas tierras, y las consecuencias que son una verdadera vergüenza, porque ponen en evidencia la falta de coraje político de la comunidad internacional, frente a este infame genocidio...
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