En el cotidiano vivir a mí se me encontrará siempre dispuesto, para el cumplimiento de todo cuanto mi naturaleza me reclama que es: "olvídate de ti, que cuanto se te ha permitido ser y hacer, se lo debes agradecer a la Providencia, que de ella viene lo más valioso que has podido ofrecer..."
Esa voz interior que constantemente repiquetea en mi universo interior, es a su vez, la certeza y el convencimiento que en toda circunstancia, se han convertido en los valores que guían mi caminar, desplazando al imprudente "yo" que en tantos seres se antepone al "nosotros", e impiden el cumplimiento de la misión esencial del amor, en bien de nuestros semejantes...
Tenemos que saber que no estamos solos para vivir atados a ese rol, y que para responder adecuadamente a él, nunca debemos apartarnos de nuestra sencillez, ni permitir que nos confundan las manipulaciones, los ruidos innecesarios que se multiplican para no dejarnos pensar, ni las insultantes ideologías que se endilgan el derecho soberbio de proponernos, ya desde la historia, que nos sometamos a los dictados "encorsetados en una enciclopedia de abstracciones" - al decir del Papa en su última exhortación-, en la que se ponen las energías del hombre para "controlar y medir las perfección de las personas en la cantidad de datos y conocimientos que acumulen, arrodillándose a otro altar", desde el que se nos subestima para que se debilite el compromiso de amar que está por encima de cualquier otro intento...
Dicho esto teniendo siempre en consideración, que el compromiso de amar, tendría que estar latente por encima del ser, se trate de creyentes o no creyentes, con la profundidad del pensamiento que rechace la falsedad de dejarse "fascinar engañosamente por un orden superior (proveniente del hombre, claro) que lo abarca todo", porque "absolutizan sus propias teorías y obligan a los demás a someterse a los razonamientos que ellos usan, porque una cosa es un sano y humilde uso de la razón para reflexionar sobre la enseñanza teológica y moral del Evangelio, y otra es pretender reducir lo que allí se proclama, a una lógica fría y dura, que busca dominarlo todo", ignorando el misterio que no nos priva nunca de la libertad, que se nos ha dado junto con la vida...
Allí está el punto crítico a mi entender, situarse por encima de los demás, situándose como profetas falsos al creerse sabios, frente a los demás, al considerar que forman parte "de una masa ignorante cuando no es así..."
En definitiva, comparto el concepto de que "la verdadera sabiduría consiste en difundir con frutos lo que cada uno tiene que dar (eso es caridad), lo que se le ha dado para que lo comparta, y es por eso que la misericordia es amiga de la sabiduría, y la avaricia es su enemiga", y caminan juntas por las calles de la vida con la impertinente soberbia de la avaricia de no dejarme moldear por el alfarero del amor..., pero no podrá, puesto que no me apartaré nunca de la fragua de mi alfarero...
No hay comentarios:
Publicar un comentario