Si uno conserva la actitud de cumplir con rigor la observancia de la realidad, nos podemos enfrentar con las más oscuras actitudes del hombre..., y ante ellas jamás nos podemos doblegar.
No hay escena que se salve de la eventualidad de tener en su entorno (dicho esto en general y respetando siempre las excepciones que por fortuna están ahí para evitar el descalabro total), a personajes manipuladores, que consuman el montaje apropiado para afianzar sus poderes, sus propósitos más mezquinos, valiéndose del esquema piramidal en los que están enquistados. De ese modo, hacen valer sus influencias al darle suprema dureza a la coraza que los protege impidiendo que la Verdad se abra paso, promoviendo que la injusticia ignore a la Justicia, creando mecanismos que no permitan recursos jurídicos y que la Libertad quede acorralada y amordazada. Usurpan el supremo mandato y la última palabra, siempre envuelta con insultante indiferencia, sin importar los latigazos que puedan dar hacia abajo, a los del llano, a los que no tienen culpa alguna, al último eslabón de la cadena, a los más débiles cuya impotencia se agiganta, incluso hasta dejarlos sin ningún sentido para seguir viviendo...
Si no expresara lo que antecede mi conciencia no me dejaría tranquilo, y me llevaría a sentirme un cobarde cómplice que ahoga las rebeldías que han nacido al percibir circunstancias diversas de la realidad: de este mundo que entre todos hemos hecho, tan mal encarado, tan repleto de odios, rencores, revanchismos siniestros, intereses usureros, con la espiritualidad herida por los dardos envenenados del materialismo, el fundamentalismo y el oscurantismo cultural, en el que el hombre es un producto más del mercado del desinterés, del descarte y el olvido...
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