jueves, 14 de agosto de 2014

No me atraen las vidrieras...

A mí me preocupan otras cosas, no me atraen las vidrieras, me convocan sí y en toda circunstancia las personas y sus actitudes, sus conductas.

He procurado ser un activo protagonista en la compleja tarea del vivir, y de ella he aprendido algunas cosas, sin dejar de ser consciente de que todavía debo seguir como si fuera una esponja, absorbiendo el saber que hay en la honda diversidad...

No puedo evadirme con la mera contemplación, me resulta imprescindible el oxígeno de la acción que me lleva a multiplicar mis entregas cotidianas, haciéndole frente frontalmente a la invasión que el largo vivir nos somete a todos con sus "metástasis" de desgaste, de envejecimiento, con el irrenunciable intento de evitar que se anquilose mi universo material dejando en lo posible que lo irreversible no deje huellas ni heridas en el alma...

A eso le llamo yo envejecer por fuera, manteniéndome joven por dentro, saliendo airoso del combate en el que a diario me pongo a prueba en el ring de la vida.

Pero si algún día salgo perdedor en esa contienda, pido a Dios que mi mente sepa procesarlo, y siga activa hasta el último suspiro, señal de que ningún golpe me deje noqueado y sin la más mínima dignidad de vida que es cuando el ser ya no puede "dar" absolutamente nada más...

No quiero vivir en circunstancias de convertirme en una carga, y mucho menos para que tengan lástima de mí...

Me aparté de la idea inicial de esta entrega, pero no me fui del todo de mi propósito. Solamente le aflojé al hilo mientras remontaba como un niño mi cometa hacia el cielo, cuando sentí que una voz desde mis entrañas me indicaba: "aflojale que colea", antes de que se me venga abajo y se estrelle contra el suelo y despierte de mis sueños...

Compartía la idea de que a mí me preocupan otras cosas, no me atraen los escaparates ni la manipulación globalizada que tanto nos confunde.

A mí me preocupan las personas, sus actitudes y sus conductas. Hay seres que viven "actuando" como si la vida fuera una función teatral, es decir, "cuando los ven", "cuando para ellos se levanta el telón", "cuando se mienten, para luego mentir..."

Pregonan falsedades creyendo que los demás somos tontos y fáciles de convencer. Van por la vida exhibiendo su hipocresía con frases hechas, pronunciando sentencias, juzgando conductas de otros, haciendo todo lo contrario a lo que falsamente pregonan "de la boca para afuera" como si no supiéramos que la falsedad anida en el corazón de los seres.

No les sale del alma la sencilla virtud de "servir de verdad" que es cuando se entrega el ser sin engaños, sin cálculos, sin reservarse nada, sin esperar nada a cambio, sin trueques mezquinos..., solamente llevando adelante su más íntima exigencia, procurando pasar desapercibidos, respondiendo a mandatos que no admiten posturas miserables.

Tengamos presente que a nuestro lado caminan verdaderos demonios disfrazados, y en las tragedias que arrastran "actuación mediante", nosotros tenemos que descubrirlos por más que intenten disimular. Al final se les descubre,  porque no pueden engañar a todos todo el tiempo.

Siempre la verdad se abrirá paso, siempre habrá alguien que al transpirar la existencia dignamente, descubre lo que está detrás de las máscaras con las mentiras que fingen por la hipocresía que los cautiva y tantas veces, la maldad que los guía y además los ciega...

El maquillaje es efímero, se termina cayendo por su falta de consistencia al menor sacudón de la verdad,para que quede expuesto el rostro insensible del desamor...

Nos montan vidrieras "luminosas" para atraernos, pero yo prefiero capitalizar lo que me ha enseñado la vida: "no me atraen los escaparates..., no me convocan las falsedades", por haber aprendido a orientarme en medio de los más intrincados laberintos y también, porque no han podido detenerme los más empinados repechos que desde purrete desafié esquivando trampas, al saber que desde la sencilla humildad se puede, se puede desde el llano, desde el dolor y el sacrificio, es posible lograrlo, dando reales testimonios de esos superiores mandatos del alma que nos indican los caminos luminosos, dejando a un lado las oscuridades donde  medran y se esconden los demonios...









 sos Solamente

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