martes, 3 de junio de 2014

Posturas esperanzadoras...


Unos días por tierras y mares del sur español, nos han oxigenado el alma.

Convocados por amigos, tuvimos oportunidad de cultivar nuevas relaciones y con ellas,  ratificar que la causalidad obra en nuestras vidas siempre, aunque no percibamos claramente que es así.

Ocurre con la diversidad en que ella se expresa de modos imprevistos, con gente de nuestra generación, con personas de noventa años, con gente madura pero que recién empieza a vivir, con jóvenes y niños con los cuales siempre estaremos dispuestos a tender puentes de comunicación, resueltos  a destruir la falacia que otros provocan con sus comportamientos, haciéndonos pensar que estamos desconectados, en medio de rupturas, hablando otro idioma, con hábitos extraños, con muros y fronteras que nos separan, lamentablemente.

Nos encontramos con el ayer presente, con total vigencia, con el presente luchador, buscador de horizontes nuevos; y con el mañana  en niños y jóvenes bien rumbeados, aferrados al tronco sabio y savia enriquecedora.

Nos hemos entendido con todos ellos, también, con sorpresas cotidianas en un restaurante o por las calles del Puerto de Santa, María, en la reunión en el Hotel Monasterio de San Miguel, por ese precioso balneario de Valdelagrana, con diálogos inesperados y sumamente cálidos, y hasta con relaciones comunes en el cruce hacia Cádiz en un viaje en catamarán, todo lo que manifiestamente nos muestran la pequeñez de este mundo en medio de la inmensidad, pero repleto de certezas, de grandezas, y además, del coraje en el decir y en el hacer, cuando se pelea la vida por posturas esperanzadoras.

Damos gracias desde el corazón por tanto afecto, por tantas coincidencias, y por ponernos de acuerdo en las certezas esenciales que nos mantienen firmes en la trinchera desde la que luchamos para que la vida tenga pleno sentido de ser vivida, con dignidad, sin esas sombras que arrojan sobre tantos semejantes, las miserias de los miserables...

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