Erraron el camino, optaron por la perpetuidad y montaron regímenes que creían inexpugnables que duraron décadas.
Pero llega un día en el que los pueblos despiertan de sus letargos y se sacuden impulsados por sus esperanzas, como lo hacen en forma desesperada los pobres inmigrantes que se lanzan al mar en búsqueda de un resplandor de luz para sus vidas, y en tantos casos, la dejan en las profundidades.
Los pueblos africanos en lucha, festejan ahora la derrota del régimen de Gadafi. Cuarenta y dos años de dictadura quedarán atrás, para enfrentar ahora la tarea inmensa de una reconstrucción y el combate frontal de una pobreza despiadada, ignorada por quienes, viviendo encima de un mar de petróleo, no instauraron un devenir más digno para su pueblo al subestimarlo y condenarlo a la postergación que ahora les responde levantándose en armas para hacerse dueños de su destino y legitimar un mañana del que fueron infamemente desplazados...
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