jueves, 21 de junio de 2018

PELEADOR, PERO EN EL BUEN SENTIDO...

La vida que me ha tocado vivir, me llevó a estar permanentemente entrenado para subir al ring de la existencia, a "pelear" en el buen sentido, los avatares del cotidiano vivir...

No ha sido nada sencillo encarar el transcurrir de ese modo, porque me exigió superarme, elevar mi auto estima, afirmarme el concepto de vencerme, teniendo conciencia siempre que debía aprovechar el inmenso potencial que a todos se nos regala junto con la maravilla de la vida...

Y yo me aferré a esa consigna de esquivar los golpes vengan de donde vengan, de modo que jamás pudiera excluirme de ningún combate, en el que estuviera en riesgo, la libertad con la que se accede a la dignidad, siempre, "con la altiva postura de conquistarlo todo, todo..."

Tengo plena conciencia de la grandeza que encierra la sencilla humildad que emana de la hoguera interior de los individuos, cuando mantienen encendida la fragua del amor, esa con la que golpe a golpe van moldeando, van forjando como alfareros de su propio destino.

Pero eso no quiere decir que se nieguen el desarrollo de ese inmenso potencial que está en el universo interior, o renuncien a remar mar adentro venciendo las turbulencias de la vida, todo lo contrario, sin cruzarse jamás los brazos en actitud de que todo nos lo den, es decir, "a Dios rogando y con el mazo dando...", y además, aferrados fuertemente a la esperanza, sin dejar nunca de soñar.

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