viernes, 29 de junio de 2018

DETRÁS DEL BIOMBO DEL ANONIMATO...

No siento ninguna empatía con nadie que cuando emite opiniones, se esconde detrás del biombo del anonimato.

Reconozco que cada ser tiene el legítimo derecho de expresar sus ideas, siempre que no transgreda los límites esenciales, porque no es de cualquier modo que se debe actuar o discrepar, sino dentro de la cordura, el respeto, y los aspectos morales que nunca se deben dejar a un lado.

Y mucho menos, todavía, cuando no nos es posible confrontar opiniones, con las personas que no tienen el valor de identificarse y dar la cara, ya sea porque puedan estar confundidas, carecer del coraje imprescindible para defender abiertamente sus posturas, o simplemente porque prefieren la postura cómoda, insensata de "tirar la piedra y esconder la mano" que en muchos casos no es otra cosa que vulgar cobardía...

jueves, 21 de junio de 2018

PELEADOR, PERO EN EL BUEN SENTIDO...

La vida que me ha tocado vivir, me llevó a estar permanentemente entrenado para subir al ring de la existencia, a "pelear" en el buen sentido, los avatares del cotidiano vivir...

No ha sido nada sencillo encarar el transcurrir de ese modo, porque me exigió superarme, elevar mi auto estima, afirmarme el concepto de vencerme, teniendo conciencia siempre que debía aprovechar el inmenso potencial que a todos se nos regala junto con la maravilla de la vida...

Y yo me aferré a esa consigna de esquivar los golpes vengan de donde vengan, de modo que jamás pudiera excluirme de ningún combate, en el que estuviera en riesgo, la libertad con la que se accede a la dignidad, siempre, "con la altiva postura de conquistarlo todo, todo..."

Tengo plena conciencia de la grandeza que encierra la sencilla humildad que emana de la hoguera interior de los individuos, cuando mantienen encendida la fragua del amor, esa con la que golpe a golpe van moldeando, van forjando como alfareros de su propio destino.

Pero eso no quiere decir que se nieguen el desarrollo de ese inmenso potencial que está en el universo interior, o renuncien a remar mar adentro venciendo las turbulencias de la vida, todo lo contrario, sin cruzarse jamás los brazos en actitud de que todo nos lo den, es decir, "a Dios rogando y con el mazo dando...", y además, aferrados fuertemente a la esperanza, sin dejar nunca de soñar.

sábado, 16 de junio de 2018

UNA POQUEDAD QUE NO COMPRENDE LO INCONMENSURABLE...

Seguiré desafiando el enorme porcentaje de mi cerebro no exigido, no desarrollado, ante la imprescindible necesidad de que esta maravilla que es la vida, no quede en la poquedad con la que en general, recalcan las investigaciones científicas...

Si en verdad que con la existencia se nos ha regalado un inmenso potencial, pues vayamos a su encuentro, justamente, para que el ser humano  pueda alcanzar una dimensión, con la que no sea devorado por los agujeros negros que lo pueden atrapar, y se apaguen los destellos de la vida...

No sé la razón precisa, pero este intento me lleva al infinito insondable del universo, y a la incomprensión humana de sus potencias y latitudes, como estableciendo un imaginable parangón con lo que ocurre con nuestro cerebro, esa parte todavía desconocida para el hombre común, del que soy parte, de sus circuitos, de sus laberintos, de sus conexiones, de sus posibilidades indefinidas y no activadas, antes que la neutra anquilosis se las devoren..., impidiendo que el permanente movimiento transformador y expansivo se manifieste para bien de la especie...

Ese infinito insondable del universo hacia el que se trasladó mi mente, tiene que haber sido provocado por una información en la que ayer me sumergí sobre el avance tecnológico que ha permitido a la ciencia de investigación espacial, divulgar una noticia que asombra a nuestra pequeña capacidad de absorción humana, y es la comprobación de un destello (chorro) detectado a longitudes de onda de radio que se expande a una velocidad de 75.000 kilómetros por segundo en determinada dirección, desde un agujero negro supermasivo (por contener más de 20 millones de masas solares al devorar a una estrella) y luego expulsar la mitad de esa masa al espacio en longitud de onda infrarroja en forma de desrupción por mareas, lo que ha sido detectado a casi 150 millones de años luz de la tierra.

Esa velocidad de 75.000 kilómetros por segundo en determinada dirección, es una cuarta parte de la velocidad de la luz que es de 300.000 kilómetros por segundo..., todo lo cual, anoche me llevó a soñar esta entrega que comparto más o menos en estos términos, aunque sea incomparablemente imposible la semejanza entre el potencial "inmenso" de nuestro cerebro con la porción cognitiva del mismo que es porcentualmente "mínima", con esas distancias, realidades y velocidades cósmicas, que no caben en la poquedad de nuestra comprensión...



miércoles, 6 de junio de 2018

Hay reservas más allá de lo humano...

Nunca he de saber en un momento preciso, qué es lo que pueda estar disponiendo La Providencia respecto a las circunstancias que tengan relación con todo aquello que sea el centro de mis mayores desvelos.

Puedo desearlo, suplicarlo, intuirlo, pero tengo plena conciencia que sus razones y sus caminos, pueden no coincidir con los míos..., por la sencilla razón de no ser merecedor de mis deseos, no percibir que el sentido de mis súplicas puede no ser lo más acertado, o que mi intuición no sea tan poderosa como para dominar el imán de las circunstancias, todo lo cual dependerá siempre, de lo que se disponga en otra dimensión y no en la fragilidad de nuestra existencia temporal...

Pobre de aquellos que confundidos, puedan llegar a creer que están por encima de la voluntad del Creador, del milagro divino que está subyacente en el universo, del que el hombre es apenas, una insignificante partícula cuántica al vaivén de transformaciones constantes, en medio de un infinito insondable...

Está muy bien cultivarse, intentar levantar vuelo, emanciparse responsablemente, sentir que podamos mover circunstancias creando o recreando energías renovadoras, controlando nuestro ser, zafar de las mediocridades que perturben nuestra elevación, dominar los fantasmas del miedo, adoptar actitudes que dominen sufrimientos y tiren de las riendas de nuestras debilidades, tener conciencia de las maravillas que nos han dado (gratuitamente) y por amor junto con la vida, pero lo que no podemos hacer es engañarnos o mentirnos que es lo mismo, porque luego, irremediablemente, le mentiremos a nuestros semejantes...

Justamente, porque al apartarnos con soberbia o sobrevalorándonos, del Amor y la Verdad, nos estaremos negando...

No estaremos devolviendo todo cuanto se nos ha dado y nos han permitido forjar en nosotros, en la insoslayable tarea de compartir, abrir surcos, regarlos, en la interminable tarea de ser útiles a los demás, y fieles al programa que La Providencia espera de nosotros, como rol, como misión, como peregrinos portadores de una luz que no es nuestra, la que se nos ha dado para que seamos luciérnagas, resplandores...

Para que gastemos sandalias y mamelucos en la noble misión de darnos por cuantas tinieblas hay en la faz de la tierra.., o laberintos poblados de miserias, aunque sea para rescatar a un perdido que no tuvo o no quiso asirse de una tabla que flotaba a su lado para su salvación..., o poniendo en marcha otra vez a un caído claudicante cuando ya no tenía ni fuerzas para llorar...

Cada uno con lo que esté a su alcance, pero ocupando una trinchera, o subido el ring en el que le toque pelear la vida, suficientemente preparado para hacerle esquives a los golpes que vendrán, porque nunca hay que olvidar que más le pegan a quienes no luchan..., a quienes no se saben defender, a quienes muestran sus miedos, para que crezcan los cobardes que los vapulearán...

Hay reservas más allá de lo humano..., permitamos que afloren desde el alma...