Lo he sostenido muchas veces, nadie los condena, se condenan ellos mismos, dejándose sepultar por sus propias maldades...
Lo sostengo con mucho dolor, pero debo expresarlo.
No me permito neutralidad, resignación ni mucho menos indiferencia alguna.
Mi ser no comulga con esas posturas, y estrecha su abrazo con el compromiso y el involucramiento que no me permiten jamás conformarme ni resignarme.
Sería negar mis convicciones, quitarle sentido a mi vida, y si ello ocurriese, empezar a morir en soledad claudicante y excluido de toda contienda, cuando para mí la sustancia de mi existencia es tener conciencia y plasmarla al subir al ring donde se pelea la vida por la libertad, que es la que le abre espacios a la dignidad del hombre...
Lucharé sin desmayos contra las aberraciones de los salvajes y sus cómplices, que jamás contarán con mis silencios, más allá de saber que al fin serán los sepultureros que caven sus propios sepulcros.
Una vez más se comprueba que los genocidios no han quedado solamente en el ayer.
Desfilan ante nosotros imágenes tremendas de gente asesinada por tener ideas diferentes y por ellas se elimina a tantos semejantes sin tener en cuenta que no podrán eliminarlas del todo, porque siempre habrá quienes defiendan posturas diferentes, y quienes las divulguen sin tenerle miedo al garrote perverso de los que golpean para silenciarlas al tiempo que se están condenando, mientras el cielo se llena de mártires...
Lo sostengo con mucho dolor, pero debo expresarlo.
No me permito neutralidad, resignación ni mucho menos indiferencia alguna.
Mi ser no comulga con esas posturas, y estrecha su abrazo con el compromiso y el involucramiento que no me permiten jamás conformarme ni resignarme.
Sería negar mis convicciones, quitarle sentido a mi vida, y si ello ocurriese, empezar a morir en soledad claudicante y excluido de toda contienda, cuando para mí la sustancia de mi existencia es tener conciencia y plasmarla al subir al ring donde se pelea la vida por la libertad, que es la que le abre espacios a la dignidad del hombre...
Lucharé sin desmayos contra las aberraciones de los salvajes y sus cómplices, que jamás contarán con mis silencios, más allá de saber que al fin serán los sepultureros que caven sus propios sepulcros.
Una vez más se comprueba que los genocidios no han quedado solamente en el ayer.
Desfilan ante nosotros imágenes tremendas de gente asesinada por tener ideas diferentes y por ellas se elimina a tantos semejantes sin tener en cuenta que no podrán eliminarlas del todo, porque siempre habrá quienes defiendan posturas diferentes, y quienes las divulguen sin tenerle miedo al garrote perverso de los que golpean para silenciarlas al tiempo que se están condenando, mientras el cielo se llena de mártires...